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Esperanza del Carmen Videla Godoy nació el 30 de agosto de 1944, día de Santa Rosa (lo recalcaba como una bendición). Nació en Santiago de Chile, siendo la quinta hija de Víctor Videla Olmedo y Berta Godoy Espinoza. Dejó este plano físico el 20 de octubre de 2023, pero aún sigue presente en nuestros corazones y continúa haciendo el bien desde un plano espiritual a aquellos que le piden por su sanidad.
Su padre la llamaba Tachita y a sus hermanos Eulogio (Lolo), Esilda (Nory), Nelson, María Josefina (Chepa) y Víctor (Tuco).
Vivieron en la comuna de Macul hasta que ella tenía 8 años. Posteriormente, se trasladaron a Peñaflor, lugar que Esperanza amaba y recordaba con mucha alegría.
A los 14 años conoció a Dago Edmundo Quintanilla Quintanilla, quien se convirtió cuatro años más tarde en su esposo. Su matrimonio permaneció unido 59 años, hasta el día de su muerte, el 20 de octubre de 2023 (coincidentemente ese día es el cumpleaños de Dago). Tuvieron seis hijos: María (quien murió a las pocas horas de nacida), Esperanza, Dago Edmundo, Carolina, Víctor Enrique y Rodrigo Antonio.
Su gran maestro fue su padre Víctor Videla, quien comenzó su búsqueda espiritual desde joven, ingresando al seminario para ser sacerdote. Tras unos años, su hermana menor, quien cuidaba de su madre, falleció, lo que llevó a Víctor a retirarse del seminario para asumir esa responsabilidad. Esto no limitó su camino espiritual, pues ingresó a la Masonería donde encontró respuestas y conocimientos.
En los años 1930, se encontró con sus maestros, quienes lo guiaron en el camino del autoconocimiento y la espiritualidad: Luis León, Arturo Ruth y Carlos Martínez. Sus hijos también fueron guiados por ellos.
A los 6 años, Esperanza sufrió una enfermedad en sus piernas que la dejó sin poder caminar por unos días. Ella relataba que una luz llegó a su dormitorio: era la Virgen de Lourdes, quien la visitó para sanarla y otorgarle el don de la sanidad. Fue una experiencia espiritual que ella definió como la más importante de su vida.
Sus hermanos recordaban que, a esa edad, ella permanecía arrodillada y rezando en las esquinas del hogar. A los 7 años, el maestro Luis León llegó a su hogar a pedir ayuda a su padre para la esposa de un paciente. Al ver a todos preocupados, Esperanza dijo «yo puedo ayudar» y tuvo su primer desdoblamiento frente a toda su familia, describiendo el hogar del paciente y detallando la enfermedad. La paciente fue asistida y todo sucedió como Esperanza había descrito. Su familia, desde ese día, comprendió porqué ella pasaba arrodillada y lo que les había comentado sobre la Virgen.
Sus hermanos la describían como alegre, humilde, espontánea y divertida. Ayudaba a todos los que lo necesitaban y era muy amada por ellos.
A los 12 años, Esperanza ya lograba desdoblarse en estado consciente. Su padre y los maestros la protegían y guiaban. Nos contaba que, en ocasiones, llegaban ingenieros de minas con planos de terrenos, y ella, desdoblándose, podía ver desde un plano más alto dónde estaban las vetas de las minas, marcándolas en los planos. Esto duró poco tiempo, pues su padre, preocupado de no dañar sus dones, le explicó que por ser menor de edad era conveniente dejar sus dones en reposo hasta ser adulta. Ella aceptó esa decisión, confiando en su padre, a quien consideraba su maestro.
Ella nunca dejó de viajar y llegar a lugares y personas que necesitaban de sus dones. Sus hijos y su esposo fuimos testigos de muchos viajes y milagros. Hoy en día, queremos seguir realizando esta labor por medio de los dones que nos traspasó nuestra madre. En su honor, hemos creado la Fundación Hermana Esperanza Videla para brindar sanación a más personas, tal y como ella lo hubiese querido. Su legado sigue, ahora de la mano de sus hijos y sus discípulos más allegados, quienes día a día continúan su labor.»
Sus hijos comparten algunas memorias y vivencias con la Hermana Esperanza Videla
“Recuerdo tener 12 años y pasar mucho dolor en mis piernas, las cuales se inflamaban en la tarde. Un día desperté y sobre la ropa de cama había una sábana blanca; mi madre estaba al lado y comentó que fui visitada por seres espirituales…
Hace ya más de 30 años fuimos por primera vez a la provincia de San Juan, distante a 280 km aproximados de Mendoza, ese primer viaje que debió durar 3 horas , duro más de 10 horas, al no conocer la ruta, ir preguntando en muchos lugares, entrar en caminos de tierras interminables…